El proyecto Palma Palmilla comienza con una pegada masiva por las calles del barrio de un póster rojo en el que se ve el frontal de un edificio conocido. De repente los vecinos reconocen la imagen, me reconocen a mí también, y así, nos vamos (re) conociendo unos a otros.
Comienzan las clases de fotografía, niños y adultos, comienzan a mostrar su mirada sobre Palma Palmilla y la fotografía pasa de ser «una cosa mala» que cuenta mentiras, a ser una herramienta útil para contar al mundo lo que yo quiera contar.



Por primera vez en Palma Palmilla se llevaba a cabo un trabajo de fotografía colectiva. Durante nuestras clases hablábamos de historia de la fotografía, de los usos y tipos de fotografía; los niños y los adultos aprendían a encuadrar, editábamos nuestras propias imágenes y debatíamos sobre cómo mejorarlas, de repente, Palma Palmilla nos pertenecía, y podíamos contarla a los demás de una manera libre y fresca, el barrio era lo que veíamos y vivíamos y no sólo era aquello que la gente pensaba.
Además de fotografiar, también hemos dibujado, pintado y practicado con el arte del collage:


Además de los alumnos de las clases de fotografía he contado con el apoyo y las historias de los vecinos, con sus fotografías y experiencias hemos podido entender mejor la realidad y la historia de este lugar.



